A pesar de que ni siquiera estamos seguros de si realmente existe un noveno planeta en las afueras del Sistema Solar, algunos astrónomos ya están trabajando en intentar aportarnos información sobre cómo podría ser ese hipotético mundo antes de plasmar su existencia…

Un mundo frío, muy frío

Representación artística del Planeta Nueve. Crédito: Tom Ruen/Wikipedia

Representación artística del Planeta Nueve.
Crédito: Tom Ruen/Wikipedia

Un equipo de la Universidad de Berna (Suiza) ha intentado deducir cuál es la composición del Planeta Nueve, y han publicado su estudio en la revista Astronomy & Astrophysics. Sus conclusiones indican que el Planeta Nueve sería un mundo frío, con una superficie totalmente congelada; lo cual no resulta excesivamente sorprendente si tenemos en cuenta a qué distancia se calcula que se encuentra del Sol, pero su interior sería cálido y rocoso a medida que descendemos. De hecho, los investigadores creen que su núcleo todavía podría estar enfriándose y el calor estaría escapando hacia la superficie.

Este posible gigante de hielo podría, incluso, ser un exoplaneta capturado por el Sol en las primeras etapas de nuestra estrella, cuando todavía era parte de un cúmulo abierto y, por tanto, la distancia entre estrellas era mucho menor, pero de momento sólo podemos suponer su existencia por los extraños movimientos de varios objetos que se encuentran en el Cinturón de Kuiper, más allá de la órbita de Plutón.

La composición del planeta

Neptuno, captado por la sonda Voyager 2 en 1.989. Crédito: NASA

Neptuno, captado por la sonda Voyager 2 en 1.989.
Crédito: NASA

Para este estudio, los investigadores utilizaron la suposición de que se trata de un planeta con una masa de unas 10 veces la Tierra, y que tendría una órbita elíptica, a una distancia de entre 200 y 700 UA. Utilizaron simulaciones por ordenador para intentar explicar la evolución y composición que podría tener. La simulación más probable, según lo publicado, indicaría que se trataría de un planeta como Urano o Neptuno, pero no tan masivo.

Si hiciésemos un corte de ese mundo, nos encontraríamos primero con una atmósfera de hidrógeno y helio, seguido de una capa más densa de los mismos elementos, con una temperatura en superficie de -226ºC. Es decir, sólo 47 grados por encima del cero absoluto, que es la temperatura teórica más baja posible que se podría dar en el universo.

Composición del Planeta Nueve según el estudio. De arriba a abajo: atmósfera, capa de gas, hielos, manto de silicato, núcleo. Crédito: Esther Linder, Christoph Mordasini, Universität Bern

Composición del Planeta Nueve según el estudio. De arriba a abajo: atmósfera, capa de gas, hielos, manto de silicato, núcleo.
Crédito: Esther Linder, Christoph Mordasini, Universität Bern

Después de esa capa densa de gases, tendríamos una capa de hielo a una temperatura de 1.820ºC. No, no hay ninguna errata en la temperatura, por extraña que pueda parecer. La atmósfera gaseosa que rodea al planeta tendría, según estos cálculos, 1,4 veces la masa de la Tierra y ejercería una presión tan grande sobre el hielo, que se encuentra debajo, que provocaría que mantuviese su forma sólida a pesar de estar a una temperatura tan elevada.

Bajo esta capa de hielo habría un manto, formado principalmente por silicatos, similar al que podemos observar en otros planetas rocosos, como la propia Tierra. Debajo de este manto, por fin, nos encontraríamos con el núcleo que, igual que en el caso de nuestro planeta, se cree que podría estar formado por hierro. Tendría una temperatura de unos 3.427 ºC. Todas estas capas sólidas tendrían una masa de 8,6 veces, por lo que el conjunto tendría unas 10 veces la masa de nuestro planeta, y un radio 3,7 veces el de nuestro planeta. Es decir, tendría un radio de unos 23.572 kilómetros, y un radio de unos 47.144 kilómetros, ligeramente más pequeño que Neptuno.

Aun no sabemos si existe…

Hay que tener en cuenta que todo esto es simplemente una hipótesis que, a su vez, está basada en otra hipótesis. Así que no hay que tomársela demasiado en serio porque, de momento, primero necesitamos comprobar si realmente existe el Planeta Nueve. Si es así, una vez lo hayamos encontrado y podamos comenzar a analizarlo con nuestros instrumentos, podremos formarnos una idea mucho mejor de su masa, diámetro, distancia… y eso nos permitiría suponer con más facilidad cómo podría ser.

De momento, la teoría nos dice que la composición del Planeta Nueve sería similar a la de Neptuno en su capas superiores, y similar a la de la Tierra en sus capas más profundas. Sería una versión más reducida de Urano o Neptuno… si es que existe.

Referencias: IFLScience