Después de muchos rumores sobre el posible descubrimiento de un planeta en Alfa Centauri, la estrella más cercana al Sol (a sólo 4,34 años-luz). Por fin hemos descubierto que la estrella más cercana al Sol tiene un planeta a su alrededor…

El sistema estelar de Alfa Centauri

Como seguramente sepas, Alfa Centauri es la estrella más cercana al Sol. Está a solo 4,3 años-luz de distancia y, en realidad, no es una estrella, si no tres. Dos de ellas, Alfa Centauri A y Alfa Centauri B, similares al Sol, giran una en torno a la otra a muy poca distancia entre sí. En el hemisferio norte no es visible, pero Alfa Centauri es una estrella familiar para los habitantes del hemisferio sur, ya que es una de las más brillantes del firmamento.

Concepto artístico de la superficie de Próxima B. En el horizonte se puede ver a Próxima Centauri y, en la lejanía, al sistema binario que forman Alfa Centauri A y B. Crédito: ESO/M. Kornmesser
Concepto artístico de la superficie de Próxima B. En el horizonte se puede ver a Próxima Centauri y, en la lejanía, al sistema binario que forman Alfa Centauri A y B.
Crédito:
ESO/M. Kornmesser

A 15.000 UA (es decir, 15.000 veces la distancia entre la Tierra y el Sol) de distancia de esas dos estrellas se encuentra Próxima Centauri, que gira alrededor del sistema binario que forman sus compañeras y completa lo que conocemos como Alfa Centauri. Alfa Centauri A y B están tan cerca que, a simple vista, parecen una única estrella. Próxima Centauri, por su parte, es mucho más tenue y pequeña que el Sol, por lo que sólo es apreciable con la ayuda de unos buenos prismáticos astronómicos (como mínimo).

Próxima Centauri, la estrella en la que se centra esta noticia, sólo tiene el 14% del diámetro del Sol y el 12% de su masa. Como la temperatura de su superficie es muy baja tiene un aspecto rojo, por lo que decimos que es una enana roja (es el tipo de estrella más común de la galaxia, mucho más numeroso que el de las enanas amarillas, al que pertenece nuestra estrella), de tipo M.

Próxima b, un planeta en la zona habitable

Puestos en situación, toca hablar del planeta en sí. Se llama Próxima Centauri b (o Próxima b, como ya está siendo abreviado, y su nombre proviene, simplemente, del nombre de la estrella alrededor de la que orbita, y la letra corresponde a su orden de descubrimiento, comenzando por la b) y completa una vuelta alrededor de la estrella cada 11,2 días. Tiene una masa de al menos 1,3 veces la de la Tierra, y está a sólo 7,3 millones de kilómetros de distancia de Próxima Centauri.

Aunque Próxima Centauri es mucho más pequeña que el Sol, en el cielo de Próxima B tiene un tamaño aparente el triple de grande que el Sol visto desde nuestro planeta. Crédito: ESO/G. Coleman
Aunque Próxima Centauri es mucho más pequeña que el Sol, en el cielo de Próxima B tiene un tamaño aparente el triple de grande que el Sol visto desde nuestro planeta.
Crédito:
ESO/G. Coleman

Si está hecho de roca y metal, es un planeta apenas un poco más grande que el nuestro, que tendrá una gravedad bastante parecida a la que experimentamos aquí. A pesar de que está mucho más cerca de su estrella (a nosotros nos separan casi 150 millones de kilómetros del Sol), como Próxima es tan pequeña y fría hace que reciba, aproximadamente, las dos terceras partes de la cantidad de luz y energía que recibe la Tierra.

¿Las malas noticias? Es muy probable que esté en rotación síncrona con Próxima Centauri. Es decir, la misma cara del planeta siempre apunta a su estrella (del mismo modo que nosotros siempre vemos la misma cara de la Luna por ese mismo fenómeno). Si es así, no experimenta estaciones y un hemisferio está en día perpetuo mientras el otro está en noche perpetua, excepto por una pequeña franja que está en constante penumbra.

Hay dos estudios que analizan la habitabilidad de Próxima b y su clima. No es posible descartar que en la actualidad tenga agua en estado líquido en su superficie, que estaría distribuida en las regiones más soleadas, bien en el hemisferio que da constantemente a la estrella (si está en rotación síncrona) o bien en un cinturón tropical (si tiene una resonancia orbital de 3:2, es decir, si completa 3 vueltas alrededor de su estrella por cada 2 vueltas que Próxima Centauri dé sobre sí misma).

Eso sí, no es el momento de echar las campanas al vuelo. Es posible que Próxima b ni siquiera tenga atmósfera, por la intensa radiación, llamaradas y emisiones de rayos X de la estrella, si su campo magnético no es lo suficientemente intenso como para poder retenerla y evitar que esos fenómenos la expulsen al espacio (algo que Marte ya ha sufrido con su atmósfera).

¿Cómo lo hemos descubierto?

Aquí viene una de las partes más interesantes de toda esta historia. Hemos hablado en alguna ocasión de cómo descubrimos exoplanetas. En este caso en particular, lo que se ha hecho es buscar su impacto en Próxima Centauri. Cuando un planeta gira alrededor de su estrella, este provoca un pequeño tirón gravitacional, provocando que la estrella en torno a la que orbite dibuje un pequeño círculo (mientras el planeta dibuja uno mucho más grande).

Concepto artístico del planeta, Próxima b, orbitando alrededor de su estrella, con Alfa Centauri A y B al fondo. Crédito: ESO/M. Kornmesser
Concepto artístico del planeta, Próxima b, orbitando alrededor de su estrella, con Alfa Centauri A y B al fondo.
Crédito:
ESO/M. Kornmesser

En este caso, los astrónomos detectaron que, cada cierto tiempo, Próxima Centauri se acercaba al Sistema Solar a una velocidad de 5 km/h (apenas un poco más rápido que la velocidad a la que camina un ser humano) y que, cada cierto tiempo, se alejaba a la misma velocidad. Esa periodicidad era de 11,2 días y es lo que les ha permitido calcular la masa mínima de Próxima b y la distancia a la que se encuentra de su estrella (de modo que sabemos que se encuentra completamente dentro de su zona habitable).

No digo masa mínima por mero capricho. Si estamos viendo la órbita del planeta de frente, entonces tiene 1,3 veces la masa de la Tierra. Sin embargo, si su órbita está inclinada entonces tiene que tener una masa superior para provocar que la estrella se bambolee de la manera que hemos observado. Si la órbita está inclinada en 45º, por ejemplo, entonces el planeta debería ser un 40% más grande. Si está aun más inclinada, tendría que ser incluso más masivo para producir ese efecto.

¿Puede haber vida allí?

La habitabilidad de los planetas en torno a enanas rojas es un tema de lo más controvertido. En principio, su rotación síncrona los convierte en lugares poco ideales para que aparezca la vida porque, por un lado, tenemos un hemisferio con temperaturas muy elevadas al estar siempre expuesto a la estrella, mientras el otro está en temperaturas muy bajas por estar en oscuridad perpetua.

Esta imagen compara la órbita de Próxima b alrededor de su estrella con la región equivalente del Sistema Solar. La franja verde indica la zona habitable. Crédito: ESO/M. Kornmesser/G. Coleman
Esta imagen compara la órbita de Próxima b alrededor de su estrella con la región equivalente del Sistema Solar. La franja verde indica la zona habitable.
Crédito:
ESO/M. Kornmesser/G. Coleman

Sin embargo, hay diferentes estudios que plantean que incluso un planeta en rotación síncrona podría tener circulación atmosférica suficiente para desplazar el frío del hemisferio nocturno hacia el diurno, y el calor del diurno al otro lado, creando un sistema equilibrado que podría tener un rango de temperaturas mucho más reducido. También es posible que la vida aparezca y salga adelante en esa zona entre los hemisferios nocturno y diurno en los que hay una penumbra constante. Así que no es descabellado pensar que podrían darse las condiciones apropiadas para que, en algún momento, pueda aparecer la vida allí.

La exploración de Próxima b

Podemos olvidarnos de pensar en visitar Próxima b en un futuro cercano. No tenemos naves tan rápidas (la nave más veloz que hemos construido hasta la fecha tardaría decenas de miles de años en llegar hasta allí) pero, lo que sí tenemos, es un proyecto llamado Breakthrough Starshot que tiene como objetivo enviar sondas a Alfa Centauri en sólo unas décadas, y lo hará a una quinta parte de la velocidad de la luz. Es el proyecto más atractivo que tenemos ahora mismo en el horizonte y para el que, sin ninguna duda, Próxima b va a ser un objetivo muy interesante en el que centrar su atención.

Este gráfico muestra el movimiento de Próxima Centauri acercándose y alejándose de la Tierra. Crédito: ESO/G. Anglada-Escudé
Este gráfico muestra el movimiento de Próxima Centauri acercándose y alejándose de la Tierra.
Crédito: ESO/G. Anglada-Escudé

Por suerte tampoco necesitamos desplazarnos hasta allí para observarlo. Por su distancia, es posible que podamos captar imágenes directas del planeta con nuestros telescopios. No van a ser imágenes detalladas como las que tenemos de Júpiter o Saturno, pero sí nos permitirán poder determinar cosas como la composición de su atmósfera (si es que la tiene), sus materiales… A no muy tardar, se convertirá en uno de los exoplanetas más observados porque su distancia es perfecta. No vamos a encontrar ningún exoplaneta más cercano al Sistema Solar. Además, está en la zona habitable de su estrella y es rocoso.

Su descubrimiento puede tener un impacto muy notable en la astronomía de los próximos años. Valga un ejemplo. Si encontrásemos evidencias de que hay vida en Próxima b, nuestra percepción de la aparición de la vida en la galaxia cambiaría diametralmente. Hoy en día sólo conocemos la vida en nuestro planeta. Si de repente añadiésemos al exoplaneta más cercano a la Tierra, sería razonable concluir que debe de ser algo relativamente frecuente en la Vía Láctea (y, por extensión, en el resto de galaxias del universo), frente a la postura actual, en la que simplemente podemos contentarnos con elucubrar sobre ese asunto porque no conocemos ningún otro planeta que esté habitado.

El de hoy no es un anuncio cualquiera. No sólo hemos encontrado un exoplaneta más (hoy en día conocemos más de 3.000), si no que hemos encontrado el exoplaneta potencialmente habitable más cercano al Sistema Solar, y está en la estrella más cercana. Además, esa estrella es una enana roja, el tipo de estrella más común de la Vía Láctea y nos va a permitir obtener muchas respuestas sobre la habitabilidad de estos sistemas. Habrá que prestar mucha atención para ver qué nos deparan los próximos estudios y observaciones de Próxima b…

En esta imagen aparecen tanto Alfa Centauri A y B como Próxima Centauri. El halo azul alrededor de Alfa Centauri AB es un artefacto del proceso fotográfico. En realidad, su color es amarillo pálido, como el Sol. Crédito: Digitized Sky Survey 2 Reconocimiento: Davide De Martin/Mahdi Zamani
En esta imagen aparecen tanto Alfa Centauri A y B como Próxima Centauri. El halo azul alrededor de Alfa Centauri AB es un artefacto del proceso fotográfico. En realidad, su color es amarillo pálido, como el Sol.
Crédito:
Digitized Sky Survey 2
Reconocimiento: Davide De Martin/Mahdi Zamani

No puedo terminar este artículo sin destacar que el equipo de astrónomos de este estudio está liderado por un español, Guillem Anglada Escudé, y ha contado con la participación de muchos otros científicos españoles. El equipo, de hecho, copiado es el siguiente (extraído del artículo de la ESO, que está enlazado en Referencias): Guillem Anglada-Escudé (Universidad Queen Mary de Londres, Londres, Reino Unido); Pedro J. Amado (Instituto de Astrofísica de Andalucía-CSIC, Granada, España); John Barnes (Universidad Abierta, Milton Keynes, Reino Unido); Zaira M. Berdiñas (Instituto de Astrofísica de Andalucia-CSIC, Granada, España); R. Paul Butler (Institución Carnegie de Washington, Departamento de Magnetismo Terrestre, Washington, EE.UU.); Gavin A. L. Coleman (Universidad Queen Mary de Londres, Londres, Reino Unido); Ignacio de la Cueva (Astroimagen, Ibiza, España); Stefan Dreizler (Instituto de Astrofísica, Universidad Georgia Augusta de Gotinga, Gotinga, Alemania); Michael Endl (Universidad de Texas en Austin y Observatorio McDonald, Austin, Texas, EE.UU.); Benjamin Giesers (Instituto de Astrofísica, Universidad Georgia Augusta de Gotinga, Gotinga, Alemania); Sandra V. Jeffers (Instituto de Astrofísica, Universidad Georgia Augusta de Gotinga, Gotinga, Alemania); James S. Jenkins (Universidad de Chile, Santiago, Chile); Hugh R. A. Jones (Universidad de Hertfordshire, Hatfield, Reino Unido); Marcin Kiraga (Observatorio de la Universidad de Varsovia, Varsovia, Polonia); Martin Kürster (Instituto Max-Planck de Astronomía, Heidelberg, Alemania); María J. López-González (Instituto de Astrofísica de Andalucía-CSIC, Granada, España); Christopher J. Marvin (Instituto de Astrofísica, Universidad Georgia Augusta de Gotinga, Gotinga, Alemania); Nicolás Morales (Instituto de Astrofísica de Andalucía-CSIC, Granada, España); Julien Morin (Laboratorio Universo y Partículas de Montpellier, Universidad de Montpellier & CNRS, Montpellier, Francia); Richard P. Nelson (Universidad Queen Mary de Londres, Londres, Reino Unido); José L. Ortiz (Instituto de Astrofísica de Andalucía-CSIC, Granada, España); Aviv Ofir (Instituto Weizmann de Ciencia, Rehovot, Israel); Sijme-Jan Paardekooper (Universidad Queen Mary de Londres, Londres, Reino Unido); Ansgar Reiners (Instituto de Astrofísica, Universidad Georgia Augusta de Gotinga, Gotinga, Alemania); Eloy Rodriguez (Instituto de Astrofísica de Andalucía-CSIC, Granada, España); Cristina Rodriguez-Lopez (Instituto de Astrofísica de Andalucía-CSIC, Granada, España); Luis F. Sarmiento (Instituto de Astrofísica, Universidad Georgia Augusta de Gotinga, Gotinga, Alemania); John P. Strachan (Universidad Queen Mary de Londres, Londres, Reino Unido); Yiannis Tsapras (Instituto de Cálculo Astronómico, Heidelberg, Alemania); Mikko Tuomi (Universidad de Hertfordshire, Hatfield, Reino Unido) y Mathias Zechmeister (Instituto de Astrofísica, Universidad Georgia Augusta de Gotinga, Gotinga, Alemania).

El paper del anuncio es Anglada-Escudé et al., «A terrestrial planet candidate in a temperate orbit around Proxima Centauri«, y puede ser consultado aquí.

Referencias: ESO, Bad Astronomy