Vale, seguro que se te ocurren muchas formas de construir ciudades en la Luna. Por ejemplo, usando megacúpulas para cubrir una zona lo suficientemente grande como para albergar una ciudad en su interior. Pero la pregunta es un poco más enrevesada. ¿Podemos construir ciudades en la Luna con una tecnología similar a la actual? Pues la respuesta es que… quizá no estemos tan lejos de ello como parece.

Los tubos de lava lunares

La ciudad de Filadelfia dentro de uno de los tubos de lava en la Luna. David Blair / Purdue Unversity

La ciudad de Filadelfia dentro de uno de los tubos de lava en la Luna. David Blair / Purdue Unversity

Un equipo de estudiantes de la Universidad de Purdue (en Indiana, Estados Unidos) han compartido un estudio que han realizado sobre la superficie de la Luna, en el que indican que puede haber tubos de lava lo suficientemente grandes para albergar ciudades enteras.

Estos tubos lunares no sólo son un destino perfecto para estudios geológicos y geofísicos, podrían ser una gran ayuda para las exploraciones humanas porque estos túneles subterráneos podrían proporcionar protección a los asentamientos humanos, evitando las radiaciones cósmicas y los cambios extremos en la temperatura. Estos tubos de lava naturales son conductos formados por el fluir de la lava bajo la superficie, producto de una erupción volcánica. A medida que esa lava se mueve, la parte expuesta se enfría y se convierte en una capa solidificada que se queda una vez la lava ha desaparecido.

En la superficie de la luna hemos observado canales sinuosos (producto de esa lava, al menos según especulan los científicos) que tienen desde diez kilómetros a cientos y cientos de longitud. Con esas dimensiones, un canal estable sería lo suficientemente grande para alojar una gran ciudad de la Tierra. El equipo de Purdue también estudió si podrían existir canales estables bajo la superficie, y concluyeron que la estabilidad de los mismos dependería de diferentes variables, incluyendo el ancho y espesor del techo, el estado de estrés de la lava enfriada así como qué fue lo que llevó a la formación de los muros de lava (una sóla capa de lava o varias más delgadas).

Los desafíos de las bases y las ciudades en la Luna

Concepto artístico de 1984 sobre una posible base lunar

Concepto artístico de 1984 sobre una posible base lunar

Lo más interesante de todo esto es que las implicaciones para la exploración y colonización de la Luna son significativas. Uno de los mayores riesgos de la Luna es la exposición a la radiación, de la que es difícil protegerse porque la Luna no tiene atmósfera, y los colonos no tendrían protección de los rayos cósmicos. Si recurrimos a la ayuda de estos túneles de lava, en su lugar, tendríamos protección de esos rayos cósmicos, de micrometeoritos (que caen constantemente en la Tierra y son destruidos en la atmósfera) y de los cambios extremos de temperatura (al menos en parte), y para rematarlo, sería mucho más sencillo usarlos para poder presurizar el área para que sea habitable por humanos.

Es cierto que Marte es una opción más «lógica» (si tenemos en cuenta que las condiciones del planeta rojo no son tan diferentes a las de la Tierra), pero la proximidad de la Luna la convierte en un lugar ideal para que sea nuestro primer destino para la exploración espacial. Si fuésemos allí primero, tendríamos un lugar cercano en el que poder entender bien cómo se adapta el cuerpo a una fuerza de la gravedad muy baja (baja, pero más alta que la de la Estación Espacial Internacional), y cómo funcionarán las nuevas tecnologías en un lugar lo suficientemente cercano a nuestro planeta como para que los colonos y/o astronautas puedan sentirse seguros (tan seguros como permite el hecho de encontrarse a casi 400.000 kilómetros de su planeta).

Concepción artística de un módulo lunar inflable.

Concepción artística de un módulo lunar inflable.

La ausencia de atmósfera en la Luna dificultaría cualquier tipo de trabajo de construcción. Sin el aire, la fricción de las herramientas de perforación se vería amplificada, generando cantidades enormes de calor. Las tareas de demolición serían harto complicadas porque, sin una atmósfera que los frene, los trozos que salgan despedidos se convertirían en proyectiles de alta velocidad que podrían perforar prácticamente cualquier cosa. Del mismo modo, no estamos muy seguros de qué efectos puede tener el polvo lunar en el ser humano (al respirarlo o ingerirlo accidentalmente al estar suspendido sobre la superficie lunar) y no lo entenderemos bien hasta que lleguemos allí.

Irónicamente, puede que la respuesta a uno de los grandes desafíos de la colonización de lugares sin atmósfera como la Luna esté en nuestra propia historia. Nuestros ancestros vivían en cuevas, y puede que tenga sentido que hagamos lo mismo en la Luna. Hay muchos desafíos que plantearse antes de poder llevarla a cabo, y de todos modos, no hay ningún plan de colonización en las próximas décadas. Pero quién sabe, quizá un día la perspectiva sea diferente…

Fuentes: Universidad de Purdue, Universetoday