Tenemos una idea bastante buena de cómo podría ser el futuro del Sistema Solar, una vez que el Sol haya agotado su combustible. Lo que no teníamos hasta el momento, sin embargo, era la oportunidad de observar ese proceso en una estrella muy similar a la nuestra, pero mucho más vieja…

L2 Puppis

Esta imagen anotada es del sistema de L2 Puppis en el espectro visible. Crédito: P. Kervella et al. (CNRS/U. de Chile/Observatoire de Paris/LESIA/ESO/ALMA).

Esta imagen anotada es del sistema de L2 Puppis en el espectro visible.
Crédito: P. Kervella et al. (CNRS/U. de Chile/Observatoire de Paris/LESIA/ESO/ALMA).

La estrella L2 Puppis (también catalogada como HD 56096) es una gigante roja en la dirección de la constelación austral Popa, y está siendo el foco de nuevas investigaciones a partir de los datos obtenidos por el telescopio ALMA en Chile. La estrella parece pertenecer a la rama asintótica gigante del diagrama de Hertzsprung-Russell (esto suena muy técnico pero simplemente es una clasificación de estrellas en función de su temperatura y varios datos más).

Un nuevo estudio considera que L2 Puppis puede ser tratada como un análogo de lo que nuestro Sol será en varios miles de millones de años. De hecho, L2 Puppis tiene 10.000 millones de años, y se calcula que hace cinco mil millones debió de ser un gemelo casi perfecto de nuestra estrella, con la misma masa. Una tercera parte de esa masa se perdió durante su evolución, y lo mismo va a suceder con el Sol en un futuro muy distante.

El destino de la Tierra

La Tierra brillante y carbonizada del futuro lejano, con el Sol ya bien entrado en su fase de gigante roja. Crédito: Wikimedia Commons CC BY-SA 3.0.

Éste es uno de los posibles futuros muy lejanos de nuestro planeta: La Tierra brillante y carbonizada del futuro lejano, con el Sol ya bien entrado en su fase de gigante roja.
Crédito: Wikimedia Commons CC BY-SA 3.0.

Pero L2 Puppis no sólo nos ofrece una oportunidad muy interesante para estudiar en qué se podría convertir el Sol, también nos permite observar el destino de nuestro propio planeta, porque este sistema parece tener un exoplaneta orbitando a unos 300 millones de kilómetros de distancia. Cuando el Sol entre en la fase de gigante roja y crezca hasta un diámetro cientos de veces superior al que tiene en la actualidad, Mercurio y Venus serán destruidos, pero la Tierra puede que sobreviva como un núcleo rocoso que orbite alrededor de la enana blanca que quedará cuando nuestra estrella haya pasado por sus últimas fases. Comprender cómo afecta la fase de gigante roja de L2 Puppis a su sistema es lo que nos va a permitir deducir si nuestro planeta sobrevivirá y si, como todo parece indicar, será un páramo completamente inhabitable.

Las estrellas en la rama de asintótica gigante están en el proceso de transición de gigante roja a enana blanca, el remanente estelar que dejan tras de sí, por lo que hay una pérdida de masa extrema a través de un viento estelar muy intenso. La enana blanca que quedará en L2 Puppis tendrá un tamaño similar al de la Tierra, pero comprimida hasta tal punto que una simple cucharada de su materia tendrá un peso de unas 5 toneladas.

Estas estrellas también sufren cambios extremos de brillo y temperatura, pero estudiar los efectos que podrían tener en sus sistemas planetarios es complicado porque están quedando envueltos en un disco circunestelar, también conocido como una  nebulosa planetaria, que dificulta su observación.

Una copia del Sol en muchos sentidos

Debido a la atmósfera de Marte, el planeta es más frío de lo que lo sería la Tierra si estuviese a una distancia similar del Sol

El Sol, poniéndose en el horizonte del cráter Gale, en Marte.

A la distancia de 200 años-luz, que nos separa del sistema, podemos ver el disco circunestelar que rodea a L2 Puppis casi de canto. El nuevo estudio ha permitido a los astrónomos llegar a una estimación de masa que, al ajustarla con los diversos modelos evolutivos, muestra que debió tener una masa muy similar a la del Sol cuando estaba en su fase principal. Con una edad de 10.000 millones de años, la estrella también da pistas sobre una compañera, que por su cálculo inicial de masa podría ser un planeta o una enana marrón que esté acumulando material gracias al viento estelar.

Es demasiado pronto para dar por sentado que se trata de un planeta, porque los científicos no tienen todavía la estimación inferior (es decir, la masa mínima) que podría tener, pero es un objeto muy interesante que tarda unos 5 años en dar una vuelta alrededor de L2 Puppis. Por sus propiedades, tanto la estrella como esta compañera parecen un análogo muy creíble de cómo podría ser el Sistema Solar cuando cumpla 10.000 millones de años. Nos permite observar las complejas interacciones que ocurren entre una estrella, muy parecida al Sol, entrando en la fase de nebulosa planetaria y su sistema.

Como es una oportunidad ideal para observar las complejas interacciones, que suceden cuando una estrella en esa fase de su vida comienza los cambios que la llevarán a convertirse en una enana blanca, no resulta sorprendente saber que tanto el telescopio ALMA como el European Extremely Large Telescope (que está en construcción actualmente en el desierto de Atacama, en Chile) serán utilizados para seguir observándola.

El estudio es Kervella et al., “ALMA Observations of the nearby AGB star L2 Puppis,” y fue publicado por la revista Astronomy & Astrophysics el pasado 8 de diciembre de 2016. Puede ser consultado en arXiv.

Referencias: Centauri Dreams