¿Te has enterado de la última? Sí, el mundo se acaba el 23 de septiembre de 2017. Además, cae en sábado. No se podía terminar en lunes, al inicio de la semana. No, que va. Tiene que ser un sábado, en lo mejor de la semana… Salvo que no se va a acabar el mundo.

El rentable juego de los mentirosos

No, el mundo no se acabará el 23 de septiembre

Concepto artístico de un planetoide chocando contra la Tierra en su juventud.
Crédito: NASA/Don Davis

Cada cierto tiempo nos encontramos con este tipo de rumores. Pasó en 2012 con los mayas. Pasó en 2003… De pequeño, incluso, allá por principios de los años 90, recuerdo que había quién decía que el mundo se acabaría en 2015. Pero el tiempo pasa y todo sigue en orden. La última es que el mundo se acaba este 23 de septiembre. Sin embargo, no hay de qué alarmarse. Es, simplemente, otro intento más de jugar con el miedo de la gente.

No estoy muy seguro de cuál es el origen de este rumor en particular. La primera mención que llegó a mis oídos está relacionada con el pasado eclipse de Sol del mes de agosto. Una predicción que decía que semanas después, llegaría la destrucción de la Tierra. El responsable sería un viejo conocido de todos los que nos dedicamos a desmentir estas noticias: Nibiru. Un supuesto planeta que, simplemente no puede existir.

Pero no quiero desmontar todavía la parte de Nibiru. Primero quiero hablar de un par de cosas que son simple sentido común. Estos rumores siempre comienzan en vídeos de Youtube o páginas de Facebook de dudosa reputación. No es sorprendente. No es el trabajo de científicos. Si no de personas que buscan una de dos cosas (si no las dos): notoriedad y dinero. Apelan a un sentimiento muy humano: el miedo a lo desconocido.

Un miedo infundado, pero deleznable

Concepto artístico de una colisión entre dos objetos planetarios.
Crédito: NASA/JPL Caltech

Para muchas personas, estas noticias se quedan simplemente en lo anecdótico. Tengo las nociones de astronomía suficientes para saber que el mundo no se va a acabar. Ni de repente, ni por un planeta que, simplemente, no existe. Pero no todo el mundo (incluyendo a muchos de los que me leéis), tenéis esa noción y pasan miedo. No hablo de un simple «y si…?» si no de miedo del de verdad. De llegar a aterrar a gente.

En estos últimos días, no sois pocos los que, especialmente a través de mi cuenta de Twitter, me habéis preguntado por Nibiru y el 23 de septiembre. Y algunos me habéis hecho llegar vuestro temor a que algo pueda acabar con la Tierra. Ese miedo es, precisamente, lo que estos agoreros utilizan para extender sus palabras y sus mentiras. Toda esta gente que publica cosas así en Youtube y Facebook son, simplemente, personajes buscando atención.

Siempre que veas una noticia tan sensacionalista, pregúntate… ¿por qué solo lo veo en un vídeo de Youtube o una página de Facebook? Usa la cabeza, y piénsalo fríamente. Incluso si quieres dejarte llevar y creer que los gobiernos del mundo no lo dirían por miedo a causar pánico generalizado. ¿Crees, de verdad, que los millones de personas que trabajamos con la astronomía todos los días estaríamos callados? Evidentemente no.

Dinero a través del miedo

Una interpretación artística de cómo pudo ser la colisión entre la Tierra y Theia.
Crédito: William K. Hartmann

Creo que, en el fondo, lo que realmente me irrita es que esto de los bulos sobre el fin del mundo es demasiado rentable. Todos esos vídeos de Youtube alimentando conspiraciones dan dinero a sus creadores. Literalmente, al visitarlos, estáis permitiendo que un mentiroso pueda ganar dinero de eso, de mentir como un bellaco. No les deis ese lujo. Porque lo hace con mala intención, busca ganar dinero a costa de aterrorizar a sus espectadores.

Lo mismo sucede con esas personas que venden historias inimaginables. ¿Ciudades en la cara oculta de la Luna? ¿en Marte? Por extraño que parezca, es fácil encontrar vídeos así, y todos comparten lo mismo en común: cero evidencias y mucha imaginación. La única diferencia es que buscan jugar con la ignorancia del público en lugar de con su miedo. Como no todo el mundo tiene unas nociones de astronomía sólidas, juegan a confundir y distorsionar datos para poder vender su historia.

Es aún peor. La gente que quiere creer en las evidencias de sus montajes, creen ver lo que defienden en todas las fotos y vídeos imaginables. No importa que los científicos repasen esas cuestiones en busca de respuestas. ¿Alguien cree, sinceramente, que no sería extremadamente interesante descubrir que hay ciudades en el lado oculto de la Luna? En su lugar, lo que dicen es que esa negación, por parte de los científicos, es solo un intento de ocultar esa conspiración al público. Dicho de otro modo, es una batalla que no se puede ganar porque se vende el no estar dispuesto a aceptar cualquier evidencia en contra de esa idea. Es un juego perverso.

Nibiru, un planeta imposible, que no existe y muy, muy viejo

Según los conspiranoicos, Nibiru sería igual de grande que los planetas más grandes del Sistema Solar. Si fuese así, no tendríamos problema en detectarlo.
Crédito: totuga767

Ya he hablado de Nibiru en alguna ocasión en Astrobitácora. De hecho, lo hice en este artículo. Pero como estamos hablando del bulo del fin del mundo el 23 de septiembre, vamos a darle otro repaso a las cosas más esenciales. Estoy escribiendo este artículo el 20 de septiembre de 2017. Es decir, 3 días antes del supuesto fin del mundo. Nibiru es, según los conspiracionistas, un planeta gigante que tarda varios miles de años en dar una vuelta alrededor del Sol.

Júpiter, que es el planeta gigante más grande del Sistema Solar, es fácilmente visible en el cielo cualquier noche. Eso, a pesar de que está a cientos de millones de kilómetros de distancia. Es uno de los objetos más brillantes del firmamento. Así que Nibiru, que en teoría es aún más grande, y que a estas alturas tendría que estar aun más cerca que Júpiter, debería ser fácilmente visible. Pero, como quizá hayas visto, no hay nada así en el cielo.

Es más, si Nibiru estuviese ahí fuera, y realmente fuese a chocar con nuestro planeta en 3 días, veríamos sus consecuencias desde hace tiempo. Dejaría un rastro de destrucción difícil de ignorar. Planetas fuera de sus órbitas, asteroides y satélites desperdigados… En fin, sería algo tan caótico, que sólo tendrías que observar el cielo para verlo. El sistema solar no existiría tal y como lo conocemos si Nibiru fuese real.

El mundo no se acabará el 23 de septiembre… pero estamos en ello

Concepto artístico de un asteroide despedazándose en el espacio.
Crédito: NASA/JPL-Caltech

Así que no. Nibiru no es real. El mundo no se va a acabar el 23 de septiembre. La próxima vez que te encuentres un rumor de estos, no le des la más mínima credibilidad. ¡No tiene sentido! No hay ningún planeta (ni estrella, dicho sea de paso) asesino. Además, no tenemos constancia de impactos peligrosos de asteroides en, al menos, los próximos 150 años. ¿Hay peligros para la Tierra? Sí, desde luego. Pero, ¿sabéis cuál es el mayor? Nosotros mismos.

Y ni siquiera somos un peligro para la Tierra. Nuestro planeta es muchísimo más viejo que nosotros. No somos más que un suspiro en su historia. La Tierra se ha enfrentado a cosas muchísimo peores que nosotros y ha perdurado. Pero, si seguimos tratando nuestro planeta así (provocando un cambio climático que cada vez es más evidente), lo único que conseguiremos es extinguirnos a nosotros mismos. Eso sí es un motivo de preocupación.

Nuestra destrucción, al menos en las próximas décadas, y quizá siglos, no vendrá ni por planetas ni estrellas asesinos. Si llega, será única y exclusivamente por nuestra propia irresponsabilidad con el lugar en el que vivimos. Pero este 23 de septiembre, no tienes de qué preocuparte. El mundo no se va a acabar. Por mucho que lo digan los agoreros en Youtube o Facebook. Solo son personas que no tienen nada mejor que hacer en sus vidas.