Es una de las imágenes más conocidas de cuantas ha hecho hasta ahora el venerable telescopio Hubble. En ella, aparecen dos grandes columnas de polvo y gas en una gama de colores muy viva. Aunque parezca inalterable por el tiempo, es una región muy turbulenta. ¿Qué sabemos de los Pilares de la Creación?

Son parte de la Nebulosa del Águila

Eagle_Nebula_(M16)_by_NOAO

La Nebulosa del Águila. Si te fijas, verás que los Pilares de la Creación están en el centro de la imagen (inclinados hacia la izquierda). Crédito: T.A.Rector (NRAO/AUI/NSF and NOAO/AURA/NSF) and B.A.Wolpa (NOAO/AURA/NSF)

En realidad, los Pilares de la Creación no son una entidad en sí misma en la galaxia. Forman parte de algo mucho más grande: la Nebulosa del Águila (catalogada por Charles Messier como M16), que se encuentra a 7.500 años-luz de nuestro planeta. Lo que estás viendo en esa imagen, en realidad, es hidrógeno y polvo que está siendo erosionado por la fotoevaporación, provocada por la luz ultravioleta de las estrellas cercanas. Es el mismo proceso que hace que los planetas pierdan su atmósfera (de hecho, la Tierra también la pierde, pero es a un ritmo tan bajo que tardaríamos miles de millones de años en notar el efecto) cuando los átomos de la atmósfera interactúan con los protones de alta energía que procede del viento estelar.

Esta imagen quizá te pueda llevar a engaño. Los Pilares son muchísimo más grandes de lo que puedas pensar, por ejemplo, el pilar de la izquierda tiene un tamaño de unos 4 años-luz (es decir, la distancia que hay entre el Sol y Próxima Centauri, la estrella más cercana al Sistema Solar) y el ancho de toda la estructura es de unos 5 años-luz. Los pequeños salientes que se pueden observar en la parte superior de cada columna son más grandes que el sistema solar, y son visibles por las sombras de los glóbulos de gas que se están evaporando.

Los glóbulos de gas son regiones de hidrógeno de unas 100 UA de tamaño (recuerda, 1 UA es la distancia de la Tierra al Sol). Quizá no parezcan muy importantes, pero lo cierto es que, por lo que sabemos, parece que las regiones protegidas por estos glóbulos (su interior) son propicias para el nacimiento de nuevas estrellas. Es decir, estás observando uno de los lugares de nacimiento de futuras estrellas de la Vía Láctea…

Algunos creen que ya han sido destruidos…

Una imagen de alta resolución de los Pilares de la Creación, tomada en 2.014. Crédito: NASA, ESA, and the Hubble Heritage Team (STScI/AURA)

Una imagen de alta resolución de los Pilares de la Creación, tomada en 2.014.
Crédito: NASA, ESA, and the Hubble Heritage Team (STScI/AURA)

Hace sólo unos meses, quizá hayas leído que, en realidad, los Pilares de la Creación ya no existen. La noticia viene a ser la siguiente: en las imágenes más amplias, se puede observar algo que parece ser la onda de choque producida por una supernova cercana expandiéndose camino hacia los Pilares. Según ese mismo hallazgo, se supondría que la onda de choque arrasó con los pilares hace unos 6.000 años. Como la distancia que separa esa supernova de los pilares de la creación es de unos 7.000 años-luz, querría decir que pasaron a mejor vida y sólo seguimos viéndolos gracias a que la velocidad de la luz es finita.

Según esta hipótesis (que se apoya principalmente en una nube de material caliente (de color rojizo) que se puede observar en algunas imágenes), la destrucción de los Pilares de la Creación será visible en la Tierra dentro de 1.000 años. Si es así, nuestros descendientes serán testigos de un espectáculo poco frecuente, y verán como desaparece una de las regiones más emblemáticas de la Vía Láctea.

…otros creen que no.

Esta imagen en infrarrojo nos permite ver con mucho más detalle cómo es la zona de los Pilares de la Creación, y también su interior. Es una zona repleta de estrellas, tanto a su alrededor, como en el interior de los glóbulos. Crédito: ESO

Esta imagen en infrarrojo nos permite ver con mucho más detalle cómo es la zona de los Pilares de la Creación, y también su interior. Es una zona repleta de estrellas, tanto a su alrededor, como en el interior de los glóbulos.
Crédito: ESO

Sin embargo, esa nube de material caliente tiene más explicaciones posibles. No tiene por qué ser  la explosión de una supernova. Algunos astrónomos (que no han participado en las observaciones que llevaron a la conclusión de que debe ser la onda expansiva de una supernova) sugieren que es posible que lo único que estemos viendo sea una nube de material calentada por el viento de las estrellas masivas que se encuentran en las cercanías. Su apoyo es, básicamente, que de haber sido una supernova, debería verse en unas mediciones de radio y de rayos X mucho más intensas que las que se han obtenido hasta ahora.

Si están en lo cierto, entonces los Pilares de la Creación siguen ahí, y su proceso de erosión será mucho más lento y menos caótico. Con el paso de los años, irán perdiendo el aspecto que tienen hoy en día, pero será un proceso mucho más largo, de millones de años, hasta que eventualmente desaparezcan por completo. Para bien o para mal, hoy por hoy no parece estar muy claro cuál de las dos teorías es la auténtica, si bien es cierto que la de la supernova parece ser la más aceptada.

En 20 años ya han cambiado

Sólo han pasado 20 años desde la primera imagen del Telescopio Hubble. Sí, dos décadas es una cantidad de tiempo considerable para un ser humano, pero en la escala cósmica es apenas un chasquido de dedos. A pesar de ese brevísimo lapso de tiempo, podemos ver que hay algunas diferencias (muy pequeñas) entre la imagen que se tomó en 1.995 y la que se tomó en 2.014.

Así es cómo ha ido cambiando esta región de los Pilares de la Creación en un lapso de 20 años. Crédito: NASA, ESA, and the Hubble Heritage Team (STScI/AURA)

Así es cómo ha ido cambiando esta región de los Pilares de la Creación en un lapso de 20 años.
Crédito: NASA, ESA, and the Hubble Heritage Team (STScI/AURA)

Los astrónomos creen que nuestro Sol debió formarse en una región igual de turbulenta que la de los Pilares de la Creación. El motivo es que, por lo que se sabe, el Sol se vio afectado por los restos radioactivos de alguna supernova cercana. Es decir, eso implica que nuestra estrella debió formarse como parte de un cúmulo de estrellas lo suficientemente masivas para producir ese tipo de radiación. De ser así, es muy probable que la región del espacio en la que se encuentra nuestro sistema solar tuviese un aspecto muy similar a lo que se puede observar en la Nebulosa del Águila. Es la única explicación para la aparición de una supernova en una fase tan temprana del Sistema Solar. Las supernovas son el producto de la explosión de estrellas masivas, que suelen tener una vida de sólo unas decenas de millones de años.

Sea como fuere, tanto si desaparecen dentro de 1.000 años, como si no, tenemos la suerte de poder observar cada noche (con equipo de aficionado) una de las grandes maravillas del cosmos…

Referencias: Wikipedia, Gizmodo, Jekko