No podemos sentir el movimiento del planeta bajo nuestros pies. Viajamos alrededor del Sol a 107.000 km/h, mientras la Tierra gira sobre su eje a  1.670 km/h (en el ecuador). Con paciencia y calma, podemos ver ese movimiento en el cielo de cada noche…

Un guía infalible

Polaris, la Estrella de Norte, vista desde el observatorio Slooh. Crédito: Slooh

Polaris, la Estrella de Norte, vista desde el observatorio Slooh.
Crédito: Slooh

A medida que el globo gira y cae la noche, las estrellas parecen viajar de este a oeste a través del firmamento. Aunque no es completamente cierto, al menos no en todos los casos. El movimiento de los astros es algo más complicado de lo que podríamos pensar. Pero es, precisamente, lo que nos cuenta en qué lugar del mundo estamos, y cómo viajamos alrededor del Sol.

Casi encima del Polo Norte está la estrella Polaris. Mientras la Tierra rota sobre su eje, la Estrella del Norte (otro nombre con el que la conocemos popularmente) permanece sobre el polo. Si estuvieses allí en pleno invierno, sería una estrella que estaría permanentemente sobre tu cabeza. Imagina a un alienígena que pudiese ver la Tierra desde Polaris. Desde su perspectiva, vería el hemisferio norte girando, en sentido contrario al de las agujas, alrededor del polo norte. Un habitante de esa estrella nunca vería el hemisferio sur de la Tierra, no conocería los desiertos de Australia o la Antártida.

Una cuestión de perspectiva

¿Quién puede ver Polaris en nuestro planeta? Todos los habitantes del hemisferio norte, porque nunca se alza o se pone en el horizonte. Es lo que llamamos una estrella circumpolar. Aquellas que describen un movimiento que les lleva a no estar nunca por debajo del horizonte en un lugar en concreto. Por eso, la posición de la Estrella del Norte depende de tu ubicación. En el círculo polar ártico está en lo más alto del cielo, pero a medida que bajas hacia el ecuador esta cada vez más cerca del horizonte. Si viajas al hemisferio sur, la estrella está por debajo del horizonte y no se alza.

Así que las estrellas que puedes ver, y la altura que pueden alcanzar en el cielo depende, simplemente, del lugar en el que estés viviendo. De hecho, es el sistema que los navegantes han utilizado durante siglos para determinar su distancia desde el ecuador. Las cosas son sencillas en el hemisferio norte. La dirección en la que esté Polaris te indica dónde está el norte. Sin embargo, los habitantes del hemisferio sur no cuentan con el mismo lujo. No hay una estrella brillante sobre el Polo Sur, por lo que las cosas son un poquito más complicadas en la otra mitad del mundo.

El baile del cazador

La constelación de Orión vista desde el hemisferio norte. Crédito: Wikimedia Commons/Till Credner

La constelación de Orión vista desde el hemisferio norte.
Crédito: Wikimedia Commons/Till Credner

Algunas estrellas sí se ponen y alzan constantemente. Es el caso de la constelación de Orión, también conocida como El Cazador, que se encuentra casi directamente encima del ecuador. Desde casi cualquier punto de la Tierra, sus estrellas se alzan y se ponen en el horizonte aproximadamente cada 12 horas. Sin embargo, al igual que con Polaris, nuestra vista de Orión depende de el lugar en el que estemos.

Si estás en Londres y observas la constelación cuando se encuentra en lo más alto del cielo nocturno, la verás hacia el sur (porque está justo encima del ecuador), y los pies del cazador apuntarán hacia el horizonte en dirección sur. Sin embargo, si estás en Melbourne, observando la constelación cuando está en el punto más alto del cielo, entonces verás Orión hacia el norte. Además, tendrá su cabeza apuntando hacia el horizonte norte, con sus pies suspendidos en el aire.

Las constelaciones inquietas

La Cruz del Sur. Crédito: Wikipedia Commons/Till Credner

La Cruz del Sur.
Crédito: Wikipedia Commons/Till Credner

Nuestra imagen de las constelaciones también cambia a lo largo de la noche. La Cruz del Sur (curiosamente, es la constelación más conocida con el tamaño más pequeño; sólo ocupa, aproximadamente, un 1/600 del firmamento) no está directamente sobre el Polo Sur, si no a unos 60º sobre su horizonte. Desde el sur de Australia, la constelación está siempre sobre el horizonte, moviéndose en un gigantesco círculo cada día.

En una tarde de verano en Melbourne (o en Welington, en Nueva Zelanda; o en Patagonia, en el sur de Argentina y Chile), la Cruz del Sur comienza cerca del horizonte sur y parece estar del revés. Al amanecer, se encuentra en lo más alto del cielo y parece estar en la posición normal. No es la constelación la que se ha movido, si no el giro de nuestro planeta el que nos ha hecho ver ese cambio.

Un mundo en movimiento

La constelación de Sagitario, donde se encuentra el centro de la Vía Láctea. Crédito: Wikimedia Commons/Till Credner

La constelación de Sagitario, donde se encuentra el centro de la Vía Láctea.
Crédito: Wikimedia Commons/Till Credner

Aunque no podamos sentirlo, el mundo está en movimiento constantemente, no sólo sobre su eje, si no también alrededor del Sol. Por eso, en medio de la noche, vemos diferentes estrellas en diferentes momentos del años. Durante principios de enero, el Sol está en la dirección de la constelación de Sagitario, mientras Géminis es visible a medianoche.

Seis meses después, sin embargo, la Tierra se ha movido 180º y los papeles se invierten. Nuestra estrella está en la dirección de Géminis, mientras Sagitario es visible a medianoche. Las estrellas y planetas cambian a medida que pasan los meses.

El paso del tiempo también cambia

Del mismo modo, las estaciones y la duración del día cambian a medida que nuestro planeta va completando su órbita, algo que se debe a la inclinación de su eje respecto al plano orbital. Entre finales de septiembre y finales de marzo, el hemisferio sur está inclinado hacia el sol, mientras que el hemisferio norte lo está en el resto del año.

Entre finales de septiembre y finales de marzo, nuestra estrella se encuentra justo sobre el trópico del hemisferio sur. Eso quiere decir que esa parte del planeta ve días con más de 12 horas de sol. Ese tiempo va en aumento a medida que llegamos al Polo Sur, donde nuestra estrella está 24 horas por encima del horizonte. A principios de año, el hemisferio sur se encuentra en pleno verano. En ese mismo período, sucede lo contrario en el hemisferio norte. Desde finales de septiembre a finales de marzo, nuestra estrella está baja en el horizonte, y el día dura menos de 12 horas. En enero, el hemisferio norte está en pleno invierno.

Puede que no seamos capaces de sentir el giro del planeta, ni nuestro movimiento alrededor del Sol, pero podemos experimentarlo. Giramos bajo las estrellas cada noche, y a medida que pasan los meses vemos estrellas diferentes. Qué estrellas vemos cambia a medida que nos movemos por nuestro planeta. La duración cambiante de los días y las estaciones, viene determinada por nuestra órbita. Una órbita alrededor de una estrella normal y corriente perdida en una pequeña región olvidada de la Vía Láctea…

Referencias: The Conversation