¿Sabías que el eje del Sol y el plano orbital de los planetas están desalineados? Es algo que se ha intentado explicar por medio de diferentes hipótesis, y a la que ahora le hemos añadido una nueva hipótesis: la culpa la tiene el Planeta Nueve (suponiendo que exista).

La inclinación del Sistema Solar

Representación artística del Planeta Nueve. Crédito: Tom Ruen/Wikipedia

Representación artística del Planeta Nueve.
Crédito: Tom Ruen/Wikipedia

Para que este artículo tenga sentido, vamos a tener que imaginar que realmente hay un noveno planeta ahí fuera. Si es así, su presencia podría permitirnos explicar por qué el resto de planetas no están alineados con el eje del Sol. Los planetas que sí conocemos siguen dando vueltas alrededor de nuestra estrella en el lugar en el que se formaron (puede que Júpiter sea una excepción, pero sólo es una hipótesis). Como todos los objetos celestes, el Sol rota sobre su propio eje pero, lo que quizá no supieras hasta ahora es que ese eje de giro está inclinado unos 6 grados en relación al plano en el que se encuentran los planetas.

Ha habido algunos intentos de explicar esa inclinación, con alguna teoría que incluye un pequeño tirón gravitacional de alguna estrella que pasó suficientemente cerca hace muchísimo tiempo, o la interacciones entre los campos magnéticos del Sol y el disco de material que giraba a su alrededor antes de que se formase y diese nacimiento al Sistema Solar, pero aun con esas teorías es difícil explicar por qué el eje está inclinado de esa manera. Ahora, dos equipos de astrónomos, de manera independiente, nos ofrecen una nueva explicación: un hipotético planeta masivo, en el exterior del Sistema Solar, podría interferir con las órbitas del resto de planetas, y ese hipotético planeta masivo no podría ser otro que el Planeta Nueve…

El papel del Planeta Nueve

Estimación de las zonas "posibles" y "probables" en las que podríamos encontrar el Planeta Nueve. Creada por científicos franceses, basándose en el estudio de la órbita de Saturno. Crédito: Bob King

Estimación de las zonas «posibles» y «probables» en las que podríamos encontrar el Planeta Nueve. Creada por científicos franceses, basándose en el estudio de la órbita de Saturno.
Crédito: Bob King

A principios de este año, Michael Brown y Konstantin Batygin (los científicos detrás del planteamiento de que podría haber un noveno planeta) ya plantearon que el Planeta Nueve podría ser el responsable de las órbitas de algunos de los objetos más distantes que hemos podido observar, y que se encuentran en la parte exterior del Sistema Solar. Aunque podrían darse de manera natural, es mucho más sencillo explicarlas si planteamos que podría haber un planeta masivo allí que sea el causante.

Ahora, lo que se ha hecho, es extender ese mismo planteamiento a la órbita del resto de planetas. Según Elizabeth Bailey, que ha participado en uno de esos dos estudios, y que también colaboró con Brown y Batygin en su momento, de existir, el Planeta Nueve debería tener una inclinación significativa, respecto al plano orbital, y sería capaz de inclinar al resto de objetos celestes. Si la teoría es correcta y el Planeta Nueve realmente es el causante de haber inclinado los ejes (excepto el del Sol) sería un punto más a favor de su existencia.

La teoría nos dice que el Planeta Nueve debería tener entre 5 y 10 veces la masa de la Tierra y tendría una órbita muy excéntrica (es decir, poco circular), que lo llevaría a alejarse hasta 250 UA en su punto de máxima distancia. Esa trayectoria tan alargada ha llevado a sugerir que podría tratarse de un planeta que no se formó en el Sistema Solar, si no que, en algún momento pudo ser capturado por el Sol, arrebatándoselo a alguna estrella que pasó demasiado cerca.

Órbitas de Neptuno (magenta), Sedna (magenta oscuro), varios objetos del Cinturón de Kuiper (cián) y el Planeta Nueve (naranja). Crédito: Caltech/R. Hurt (IPAC)

Órbitas de Neptuno (magenta), Sedna (magenta oscuro), varios objetos del Cinturón de Kuiper (cián) y el Planeta Nueve (naranja).
Crédito: Caltech/R. Hurt (IPAC)

Si esa captura sucedió lo suficientemente pronto, su influencia gravitacional podría haber influenciado al Sistema Solar desde su nacimiento y sería suficiente para desplazar el plano orbital y provocar que deje de estar alineado con nuestra estrella. Los ejes Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno no podrían haber sido afectados por el Planeta Nueve, por lo que en su lugar el planteamiento indicaría que todo el Sistema solar se inclinó.

Lo más interesante de todo esto es que otro astrónomo, Alessandro Morbidelli, en el observatorio Côte d’Azur en Niza, Francia, ha llegado a una conclusión muy similar. La clave es la inclinación del Planeta Nueve y no su masa. Si la masa fuese la responsable de la inclinación que podemos observar, entonces nuestro sospechoso sería Júpiter (que es bastante más masivo de lo que debería ser el Planeta Nueve).

Seguramente todavía tengamos que esperar una buena temporada (como mínimo meses, y seguramente unos años) hasta poder determinar si el Planeta Nueve existe o no. Mientras tanto, eso no va a detener a los astrónomos a la hora de plantear posibles hipótesis que nos ayuden a explicar esos misterios que todavía seguimos sin poder explicar…

Los estudios están disponibles en arXiv (el de Bailey aquí, y el de Morbidelli aquí)

Referencias: New Scientist