Probablemente hayas oído alguna vez que, la Humanidad, a fin de asegurar su existencia, necesitará colonizar otros mundos. Suponiendo que no se repita ningún impacto que pueda terminar con la vida en nuestro planeta (algo improbable ya que suelen ocurrir cada varios cientos de millones de años), dentro de muchas generaciones nuestra civilización tendrá que abandonar la Tierra si quiere sobrevivir (suponiendo que todavía estemos aquí).

Pero, ¿cuál será el legado de la Humanidad? Para eso, hay que mirar a las sondas Voyager y Pioneer…

El disco de oro de las Voyager

Es probable que hayas oído que la sonda Voyager 1 ha abandonado el Sistema Solar. Si no conoces la historia, la versión ultra-hiper-resumida es muy sencilla. Las sondas Voyager 1 y 2 fueron lanzadas en el año 1977 (curiosamente, la Voyager 2 fue lanzada quince días antes que la Voyager 1) y su misión era explorar los sistemas de Júpiter y Saturno. Hoy en día se encuentran en una misión extendida (que presumiblemente durará hasta 2030) analizando y explorando las regiones más alejadas del sistema solar y el medio interestelar.

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Disco de oro de las sondas Voyager

Tanto la Voyager 1 como la 2 llevan un disco de oro a bordo, que contiene una gran variedad de información sobre nuestro planeta, nuestra civilización y algunas de las formas de vida que habitan nuestro hogar. El disco (aunque hecho de oro, es idéntico a los discos de vinilo que se usaron hasta principios de la década de los 90) contiene diferentes sonidos: saludos en inglés, y otros 55 idiomas, saludos en dialectos y hasta idiomas antiguos.

También incluye sonidos del planeta (erupción de un volcán, terremotos, rayos, viento, lluvia, las olas del mar…) y música (compuesta de una selección de diferentes tipos de músicas orientales y occidentales, clásicas y «modernas», modernas hasta 1977, claro) e imágenes de nuestro planeta así como del Sistema Solar.

En definitiva, la esperanza de Carl Sagan y los científicos de la NASA era que, si las sondas son interceptadas algún día por una civilización extraterrestre, la información contenida en los discos sea suficiente para poder transmitir una buena idea de cómo era nuestro mundo.

La cubierta del disco también incluye dibujos y referencias, indicando:

-En la parte superior izquierda: código binario explicando el funcionamiento de un gramófono (y la posición del cabezal para poder leer el disco), así como la velocidad de rotación necesaria para que funcione (expresada en relación al período de tiempo de la transición del átomo de hidrógeno, algo que no varía en ningún rincón del universo, ya que una medida como «un segundo» es completamente arbitraria y sólo válida en nuestro planeta).

-En la parte superior derecha: los diagramas explican la parte de vídeo que hay en el disco y cómo descodificarla para que puedan ser vistas. Para ello, se indica la forma de la onda de las señales de vídeo encontradas en el disco, la dirección en la que se ha de hacer el escaneado (512 líneas verticales por imagen) y qué aspecto tendrá la imagen si se descodifica correctamente.

Cubierta del Disco de oro de las Voyager, con instrucciones para poder interpretarlo, así como información sobre nuestro mundo.

Cubierta del Disco de oro de las Voyager, con instrucciones para poder interpretarlo, así como información sobre nuestro mundo.

-En la parte inferior izquierda: la posición del Sol respecto a 14 púlsares y el centro de la galaxia. En realidad, para triangular la posición del Sol, sólo harían falta 3, se proporcionan 14 en caso de que no todos puedan ser reconocidos. En código binario, también se indica su período de rotación (para poder identificarlos).

-En la parte inferior derecha: se ilustran los dos estados mas bajos del átomo de hidrógeno. Las líneas verticales con los puntos indican el momento de giro del protón y el electrón. El tiempo que tarda un átomo de hidrógeno en pasar del estado de la primera imagen al segundo es la medida de tiempo usada para todo el contenido del disco. Dicho de otro modo, puede parecer el dibujo menos importante, pero sin él, es imposible descodificar todo lo demás.

La cubierta también incluye una muestra muy pura del isótopo de uranio-238, que tiene un periodo de semidesintegración de cuatro mil millones de años. Una civilización podría medir la cantidad de uranio restante para datar la edad del disco, y así saber en qué momento fue enviado en relación a su historia (o a la nuestra propia).

Explanation of Recording Cover Diagram

Explicación del diagrama de la cubierta según la NASA

La placa de las Pioneer

En 1972 se lanzaron las sondas Pioneer 10 y 11, ambas llevan también una placa con información sobre nuestro sistema solar, el tiempo de transición del átomo de hidrógeno, la posición de nuestra estrella en relación a los 14 pulsares y el centro de la galaxia que mencionaba anteriormente en el Disco de oro de las Voyager, y una representación de un hombre y una mujer desnudos, a escala con la sonda Pioneer en el fondo, lo que permite dar una idea de nuestro aspecto). En las sondas Voyager no se incluyó la representación del hombre y la mujer desnudos porque la NASA fue criticada por ello tras hacerlo en la placa de las Pioneer (no vayáis a creer que esto del remilgo con según que cosas de los estadounidenses es algo reciente, ni mucho menos).

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Placa de las sondas Pioneer 10 y 11

Además de esa representación, en el pie de la placa hay también hay un dibujo del Sistema Solar, en el que se indica la ruta de salida de las sondas (en realidad para la Pioneer 11 no es correcto, ya que su trayectoria fue modificada durante la misión). La flecha fue criticada ya que, a pesar de ser lo más fácil de identificar para los seres humanos, puede ser lo más complicado para una civilización extraterrestre, ya que la flecha tiene su origen en ser artefactos de una sociedad de cazadores. Si es hallada por una civilización con una herencia cultural muy diferente a la nuestra, es muy probable que la flecha les parezca algo sin ningún tipo de sentido o significado.

¿Serán encontradas algún día?

Es difícil saber si una civilización extraterrestre llegará a encontrar algún día cualquiera de las 4 sondas. En la perspectiva cósmica, la posibilidad es infinitesimal. Si dejásemos una moneda de un céntimo de euro en la arena, en la playa más grande del planeta (la Playa do Cassino, en Brasil, con 254 km de largo), y le pidiésemos a una persona que la encuentre, tardaría años en hacerlo (si es que la encuentra). En este caso es aun más extremo, puesto que la galaxia es muchísimo más grande, y además hay que esperar que las sondas estén en la dirección de una de esas civilizaciones.

Sonda Voyager. El disco de oro está en el centro, de la estructura de la sonda, con el cabezal incluido.

Sonda Voyager. El disco de oro está en el centro, de la estructura de la sonda, con el cabezal incluido.

Si nunca son interceptadas, la sonda Voyager 1 será, hasta el fin de su existencia, el objeto que hayamos lanzado más lejos del planeta Tierra, ya que ninguna de las sondas que están abandonando el Sistema Solar en estos momentos viaja más rápido que ella.

De todos modos, pasarán miles de años hasta que pueda suceder cualquier tipo de encuentro, porque las sondas Voyager tardarán 40.000 años en llegar a la estrella más próxima (pasarán a un año luz de distancia, aproximadamente), así que, sin duda, si la Humanidad no sobrevive al Sistema Solar, ellas serán nuestro legado cósmico…