Gracias a una edición especial de la revista New Space han salido a la luz diversos estudios que la NASA hizo en 2014. Hay que dejar claro que no se está hablando de ningún plan específico pero nos deja una conclusión muy interesante: la NASA considera que sería posible construir una base lunar (en las circunstancias adecuadas) en sólo unos años y por un coste mucho más bajo del que podríamos pensar…

Más barata que el programa Apolo

Según una serie de artículos que han sido publicados recientemente, la NASA predice que podría construir una base lunar en la Luna para 2022, y por menos coste del esperado. Crédito: NASA

Según una serie de artículos que han sido publicados recientemente, la NASA predice que podría construir una base lunar en la Luna para 2022, y por menos coste del esperado.
Crédito: NASA

Aunque la agencia americana tiene toda la atención puesta en Marte (y en esa idea de enviar astronautas al planeta rojo en 2030), a muchos científicos y astronautas les gustaría volver a la Luna. No hay que olvidar que desde 1972 no ha vuelto a haber un ser humano en la superficie de nuestro satélite, ni que desde aquel entonces ha habido diferentes propuestas para establecernos allí de una manera más permanente, pero nunca han llegado a fraguar en nada concreto.

Ahora sabemos que, en agosto de 2014, la NASA participó en un taller con diferentes entidades interesadas en la exploración espacial para hablar sobre las opciones de volver a la Luna a bajo coste. En esos papers, que ahora han sido publicados en la edición especial de New Space (tal y como comentaba al principio del artículo) describen cómo se podría construir un asentamiento en nuestro satélite en 2022 (no he podido contrastar si se referían a 2022 si se comenzase en 2016, o si ésa era la estimación que hacían en 2014, en cuyo caso estaríamos hablando de que calculan que se podría hacer en 8 años), y por un coste de solo diez mil millones de dólares.

¿De qué nos serviría?

Concepto artístico de una base lunar. Crédito: NASA

Concepto artístico de una base lunar.
Crédito: NASA

Como ya he comentado en otras ocasiones tener una base lunar nos daría muchos beneficios. Por un lado, tendríamos una estación de reabastecimiento (que nos permitiría ahorrar miles de millones de euros/dólares) para cualquier misión espacial futura, especialmente las que ya están planeadas para Marte en la década de 2030. Además, nos daría oportunidades únicas para probar nuevas tecnologías y seguir realizando investigaciones, pero los planes para construirla siempre se han visto obstruidos por dos asuntos en especial…

Por un lado, la financiación es la mayor dificultad que habría que superar (hay que tener en cuenta que, en este artículo, estamos hablando específicamente sobre Estados Unidos, es decir, aquí no estamos hablando de la aldea lunar que la ESA ha planteado en alguna ocasión). Para ponerlo en perspectiva, el programa Apolo costaría, en la actualidad, unos 150.000 millones de dólares. Es algo que choca de frente con el presupuesto que tuvo la NASA en 2015, que fue de 18.000 millones de dólares, y que llegará hasta los 19.300 millones de dólares en este 2016.

Por otro lado, sería necesario que haya un mandato presidencial en EEUU para volver a la Luna de manera permanente y que pusiese el presupuesto necesario a disposición de la agencia norteamericana. Es decir, la exploración espacial se encuentra con el obstáculo de esa línea de pensamiento que cree que son necesarios presupuestos descomunales para poder llevarlos a cabo.

El coste no es tan exagerado

Concepto artístico de una base lunar construida in-situ con la ayuda de una impresora 3D. Crédito: NASA

Concepto artístico de una base lunar construida in-situ con la ayuda de una impresora 3D.
Crédito: NASA

La realidad es que, gracias a diversos avances que se han realizado en los últimos años, podríamos tener misiones por un coste significativamente más bajo del que podríamos suponer. Los principales temas del taller de 2014 fueron precisamente ése, y cómo podría beneficiar la exploración espacial a la humanidad. Ahora mismo nos encontramos ante una encrucijada: una misión tripulada a Marte, una misión tripulada a un asteroide y una base en la Luna son tres misiones altamente deseables, y las tres son mutuamente exclusivas… a menos que reduzcamos el coste de ejecutarlas.

Durante la última década ha habido cambios importantes. La aparición del negocio de lanzamientos espaciales ha provocado la reducción del coste de los lanzamientos individuales y la industria aeroespacial en general se ha dedicado a aprovechar los diferentes avances en la tecnología, buscándoles nuevos usos en el espacio. Todo esto (junto a otros desarrollos) nos permitirán reducir el presupuesto necesario.

Concepto artístico de base lunar. Crédito: NASA

Concepto artístico de base lunar, con una catapulta electromagnética que se extiende hasta el horizonte.
Crédito: NASA

Por ejemplo, más allá del coste de lanzamiento (algo que ya no es tan caro como era anteriormente), el uso de tecnologías que ya estamos utilizando en otros sectores serían tremendamente útiles para abaratar una misión cuyo objetivo fuese construir una base lunar. Por ejemplo, la impresión 3D, coches eléctricos, robótica, aseos de reciclaje, así como tecnologías emergentes que permitirán que la base sea funcional.

Uno de los grandes desafíos de este siglo, a medida que la población siga aumentando, va a ser, sin ninguna duda, la escasez de recursos y la necesidad de adaptarnos al cambio climático, y una base lunar nos podría ayudar a enfrentarnos a esos desafíos. En la Luna necesitamos tecnologías de soporte vital y un sistema de bucle cerrado que sea capaz de mantener vida durante largos períodos de tiempo, en la Tierra podremos derivar esa tecnología y usarla para ayudarnos a crear infraestructuras y darnos cobijo utilizando material que esté en nuestra región. Siempre será mucho mejor utilizar la roca que nos rodea que tener que enviar material desde el otro extremo del mundo (especialmente desde el punto de vista económico).

¿Dónde se construiría?

Concepto artístico de una base lunar (sí, en la NASA parece que tienen fijación por crear conceptos artísticos de bases lunares). Crédito: NASA

Otro concepto artístico de una base lunar.
Crédito: NASA

Parece que cada propuesta se centra en una región diferente en la que deberíamos instalar la base lunar. En este caso, el lugar propuesto sería uno de los polos del satélite, teniendo en cuenta la necesidad de disponer de energía, comunicaciones de bajo coste a lo largo de grandes áreas, la disponibilidad de posible agua (o moléculas de hidrógeno), y movilidad en la superficie. Teniendo estos factores en cuenta, la región polar norte parece ser la mejor por su amplio acceso a la energía solar. El polo sur también podría ser apto (especialmente el cráter Shackleton) debido a la presencia de hielo.

La base lunar sería modelada de manera similar a la Estación Antártica de Estados Unidos en el Polo Sur. Estaría operada por la NASA, o por un consorcio internacional, y tendría capacidad para 10 personas, que serían una mezcla de personal y científicos de campo que rotarían tres veces al año. Las actividades estarían asistidas por dispositivos robóticos autónomos y operados a distancia, y se centrarían en dar soporte a las investigaciones de campo, principalmente por estudiantes de graduado que estén trabajando en sus tesis. Otra actividad clave para los residentes sería probar tecnologías que pudieran ser utilizadas en Marte, siguiendo con ese objetivo de la NASA de visitar el planeta rojo en las próximas décadas.

Los diez mil millones de dólares

Concepto artístico de 1984. Crédito: NASA/Dennis M. Davidson

Este concepto artístico de una base lunar nos permite ver cómo lo imaginaba la NASA en 1984.
Crédito: NASA/Dennis M. Davidson

A lo largo de estos artículos que han sido publicados, se remarca varias veces que todo esto se puede hacer por 10.000 millones de dólares (un coste relativamente bajo). Por ese coste podríamos tener distintas oportunidades económicas que podrían dejar beneficios muy importantes para la sociedad en la Tierra. Por ejemplo, podríamos trabajar en crear la energía solar espacial, un concepto que ha sido explorado como una posible solución a la dependencia de la humanidad de los combustibles fósiles, y para superar las limitaciones de la energía solar basada en nuestro planeta.

Mientras los colectores solares, aquí, están limitados por los fenómenos meteorológicos y el ciclo diurno, los colectores solares en órbita serían capaces de recoger energía solar constantemente. Sin embargo, el coste de la transmisión de energía inalámbrica y los lanzamientos hacen que no sea una opción demasiado atractiva desde el punto de vista financiero. En la Luna, ese coste se podría reducir a la cuarta parte. Una fábrica allí podría construir satélites de energía solar a partir del material lunar y ponerlos en la órbita geoestacionaria de la Tierra por medio de un acelerador electromagnético.

Marte seguiría en el punto de mira

Concepto artístico de astronautas en Marte. Crédito: NASA/JSC

Concepto artístico de astronautas en Marte.
Crédito: NASA/JSC

A lo largo de esos artículos se incide, también, en cómo una base lunar ofrecería muchas oportunidades para la cooperación, tanto entre los sectores público y privado, como entre diferentes naciones. La Estación Espacial Internacional es un ejemplo que aparece en múltiples ocasiones, ya que se ha beneficiado de programas como COTS (por su nombre en inglés, Commercial Orbital Transportation Services, que viene a traducirse como Servicios comerciales de transporte orbital), que ha sido muy exitoso en su intento de conseguir un servicio de transporte a la estación a buen coste.

Por eso es comprensible que la NASA, y las compañías que se han beneficiado de COTS, quiera extender este modelo a la Luna en un programa que se llamaría LCOTS (por su nombre en inglés, que sería Lunar Commercial Orbital Transportation Services). Además de volver a tener presencia humana en la Luna, este esfuerzo se realizaría sabiendo que también daría un empujón al desarrollo de tecnologías y capacidades que podrían llevarnos a una misión más barata a Marte en los próximos años.

Es una idea muy interesante: volver a la Luna y establecer los cimientos para poder construir un asentamiento permanente allí, además de servirnos como catapulta para poder llegar a otros destinos del Sistema Solar con más facilidad: a Marte, al cinturón de asteroides, a las afueras del Sistema Solar, y quizá incluso más allá…

Referencia: Universe Today