¿Alguna vez te has preguntado cuál es el clima en Marte? El planeta rojo tiene muchas similaridades con la Tierra. Ambos son planetas terrestres. Ambos tienen casquetes polares y (en algún momento del pasado) atmósferas viables y agua líquida en su superficie. Sin embargo, su clima es bastante diferente del que conocemos aquí…

La atmósfera de Marte

Esta imagen de la atmósfera de Marte fue tomada por la sonda Viking 1 en junio de 1976.
Crédito: NASA/Viking 1

El clima de Marte varía de manera dramática no sólo de día a día, si no de hora a hora. Puede parecer extraño en un planeta que tiene una atmósfera sólo un 1% tan densa como la de la Tierra. Esa fina atmósfera está compuesta por un 96% de dióxido de carbono, un 1,93% de argón y un 1,89% de nitrógeno, así como trazos de oxígeno y agua. La atmósfera es muy polvorienta, con partículas de hasta 1,5 micrómetros de diámetro. Es lo que le da ese característicolo color a su cielo visto desde la superficie. Su presión atmosférica va desde los 0,4 a los 0,87 kPa (kilopascales), un 1% de la que hay en la Tierra a nivel del mar.

La distancia de Marte al Sol es mucho mayor que la de la Tierra. Por eso, junto a su fina atmósfera, tiene una temperatura más fría que la que vemos aquí. La temperatura media del planeta rojo es de unos nada agradables -46ºC. La mínima es de -143ºC durante el invierno polar y la máxima de 35ºC en verano en el ecuador. Debido a esas temperaturas tan bajas en los polos, el 25-30% del dióxido de carbono de la atmósfera está congelado.

Hielo seco, amoníaco y metano

Imagen de Marte.
Crédito: NASA/JPL-Caltech

De hecho, ese dióxido de carbono congelado se concentra en la superficie en forma de hielo seco. Los casquetes polares, en sí, están compuestos principalmente por agua. Sin embargo, el polo norte marciano está recubierto por una capa de hielo seco de un metro de espesor en invierno. El polo sur, por su parte, está permanentemente cubierto por una capa de hielo seco de ocho metros de profundidad.

También se han encontrado trazos de amoníaco y metano en la atmósfera marciana. En el caso del primero, tiene una concentración aproximada de 30 partes por mil millones. El rover Curiosity detectó un pico de concentración diez veces superior el 16 de diciembre de 2014. Aunque fue un fenómeno localizado, la fuente que la emitió es una incógnita. Del mismo modo, tampoco se conoce el origen del amoníaco, aunque se cree que podría proceder de la actividad volcánica.

Fenómenos meteorológicos

Imagen de una tormenta de polvo en Marte.
Crédito: NASA/JPL-Caltech/MSSS

Marte es conocido por sus enormes tormentas de polvo. Pueden ser desde pequeños tornados a fenómenos que cubren toda la superficie del planeta. Estos últimos suceden cuando el polvo está en supensión en la atmósfera y se calienta por el Sol. Ese aire lleno de polvo, más cálido, se eleva y hace que el viento se vuelva mucho más intenso. De esa forma, se crean tormentas que pueden llegar a tener miles de kilómetros de ancho y durar meses. Cuando alcanzan este tamño, impiden que se pueda ver la mayor parte de la superficie.

Por su fina atmósfera, bajas temperaturas y la falta de una magnetosfera, no hay precipitación líquida en Marte. Sencillamente, la radiación solar provoca que el agua en la atmósfera se disocie en hidrógeno y oxígeno. La delgadez y la baja temperatura de la atmósfera se encarga de hacer el resto. Dicho de otra manera, no hay suficiente agua líquida en la superficie de Marte para que podamos ver el ciclo del agua.

Lluvia no, pero nieve sí

Marte el 26 de junio de 2001, y el 4 de septiembre del mismo año. La tormenta de arena hizo que la superficie del planeta apenas fuese visible.
Crédito: NASA

Sin embargo, en alguna que otra ocasión, se forman pequeñas nubes en la atmósfera. En ese momento puede llegar a haber precipitación en forma de nieve. Se trata, normalmente, de nieve de dióxido de carbono, y ha sido observada en las regiones polares. Además, en el pasado, también se han observado pequeños trazos de nubes congeladas en las partes altas de la atmósfera. Estas nubes son capaces de producir nieve que queda limitada a las altitudes más altas.

También sucedió el 29 de septiembre de 2008. En aquel momento, la nave Phoenix tomó fotos de nieve que procedía de nubes congeladas. Se encontraban a 4 kilómetros de altura sobre el lugar de aterrizaje, cerca del cráter Heimdal. Sin embargo, los datos recogidos por la nave indicaban que la precipitación se evaporó antes de que pudiese llegar a la superficie. Es decir, la nieve en Marte sólo perdura durante unos instantes en las capas más altas de la atmósfera.

Auroras en Marte

Marte tiene rocas magnetizadas en su corteza, que crean pequeños campos magnéticos (ilustrados en la izquierda). En la derecha, se puede ver cómo esos campos se extienden al espacio. En lo más alto se pueden formar auroras.
Crédito: NASA

También hemos observado auroras en el planeta rojo. Son el resultado de la interacción de campos magnéticos con la radiación solar, igual que suceden en la Tierra. Aunque Marte apenas tiene magnetosfera, los científicos han determinado que las auroras observadas en el pasado corresponden a la zona del planeta en la que está el campo magnético más intenso. Esa es la conclusión a la que se llegó al analizar el mapa de anomalías magnéticas de la corteza, elaborado con los datos recopilados por la sonda Mars Global Surveyor.

Uno de los ejemplos mas llamativos es el que sucedió el 14 de agoso de 2004. Fue observado por el instrumento SPICAM en la nave Mars Express. La aurora estaba localizada en el cielo de Terra Cimmeria y se calculó que tenía una extensión de unos 30 kilómetros y 8 kilómetros de altura. Más recientemente, la nave MAVEN también ha observado auroras. Sucedió el 17 de marzo de 2015, un día después de que en la Tierra tuviésemos una. Fue observada en las latitudes más septentrionales del planeta y, por su falta de oxígeno y nitrógeno en comparación la atmósfera de nuestro planeta, fueron mucho más tenues.

Una atmósfera bastante estudiada

Una puesta de Sol en Marte.
Crédito: NASA’s Mars Exploration Rover

Hasta la fecha, la atmósfera, clima y patrones atmosféricos de Marte han sido estudiados por docenas de sondas, naves y rovers procedentes de misiones de la NASA, Roscosmos, la Agencia Espacial Europea y el programa espacial federal de la India. Entre ellas se encuentra la sonda Mariner 4, que realizó el primer sobrevuelo de Marte. Fue una operación que tuvo lugar durante el 14 y 15 de julio de 1965.

Los datos obtenidos fueron expandidos con las misiones Mariner 6 y 7 (que lo sobrevolaron en 1969). A ellos se les suman las misiones Viking 1 y 2, que alcanzaron Marte en 1976 y se convirtieron en las primeras naves en aterrizar en el planeta y enviar imágenes de la superficie. Ya en este siglo, seis naves han sido puestas en órbita alrededor del planeta rojo para recopilar información sobre su atmósfera: Mars Odyssey, Mars Express, Mars Reconnaisance Orbiter, MAVEN, Mars Orbiter Mision y ExoMars Trace Gas Orbiter. Les han acompañdo rovers y naves en superficie como Phoenix, Spirit, Opportunity y Curiosity.

En el futuro, con las próximas misiones programadas para visitar Marte, aprenderemos todavía más sobre su atmósfera, clima y patrones atmosféricos. Lo que descubramos nos permitirá conocer mejor su pasado, su presente, y quizá ayudarnos a asentarnos allí cuando, por fin, un astronauta ponga sus pies en el planeta rojo.

Referencias: Universe Today