La astronomía es una rama apasionante de la ciencia. Nos permite echar un vistazo al pasado de nuestro planeta, de nuestro sistema solar, nuestra galaxia, y del propio universo en sí. También nos permite echar un vistazo a su futuro, y gracias a los avances de la ciencia en este campo podemos explorar la superficie de otros planetas, así como buscar vida en mundos distantes a los que sólo podemos soñar con llegar algún día… Por desgracia, también abundan los bulos.

Abusando de lo desconocido

Una montaña enorme en Ceres. Crédito: NASA, JPL-Caltech, UCLA, MPS/DLR/IDA

Una montaña enorme en Ceres.
Crédito: NASA, JPL-Caltech, UCLA, MPS/DLR/IDA

Bien sea por notoriedad, bien sea porque necesitan animar sus vidas de alguna manera, o porque quieran convertirse en la persona que dijo que se acabaría el mundo (o algún otro fenómeno catastrófico, porque parece que a todos los agoreros no les viene igual de bien eso de que se acabe el mundo) lo cierto es que son muchos los bulos que se extienden aprovechándose del desconocimiento general sobre la astronomía.

No en vano, puede ser muy difícil saber qué de cierto (y falso) tienen los muchos bulos que terminan circulando por las redes sociales (y algunos medios, queda a tu elección decidir si lo hacen intencionadamente o porque, simplemente, quieren llevar más visitas a sus páginas) porque se suelen aderezar medias verdades (o directamente mentiras completas) con supuestos toques de veracidad diciendo que «es que lo ha dicho la NASA»….

Al hilo de una conversación por Twitter con los chicos del Planetario de Madrid (por este artículo de Gizmodo)

Las dos lunas

El cometa PanSTARRS y la luna creciente. Crédito:  Yuri Beletsky (Las Campanas Observatory, Carnegie Institution)

El cometa PanSTARRS y la luna creciente.
Crédito: Yuri Beletsky (Las Campanas Observatory, Carnegie Institution)

Uno de los bulos más recientes, y que se repite cada cierto tiempo. Supuestamente, el pasado 27 de agosto ibamos a ver Marte con el mismo tamaño de la Luna. La explicación era que se encontrará muy cerca de la Tierra. Lo único cierto es que Marte estaba en un punto cercano de su órbita… y poco más. En realidad, el punto de máximo acercamiento entre la Tierra y Marte es de 56 millones de kilómetros, y sólo sucede cada 15-17 años (la última vez fue en 2.003). Como ves, está muchísimo más lejos de nuestro planeta que la Luna (que está a sólo 380.000 kilómetros). Marte es el doble de grande que nuestro satélite (más o menos), pero incluso en su punto de máximo acercamiento, está 147 veces más lejos de nosotros.

Tendría que estar muchísimo más cerca de nuestro planeta para verlo así de grande, y si fuese el caso tendremos cosas mucho más graves de las que preocuparnos, porque será síntoma de que nuestro Sistema Solar se está yendo al traste (o como mínimo, las órbitas de la Tierra, la Luna y Marte). Por suerte para nosotros, no es así, ni lo será en ningún momento cercano en el futuro (en los próximos miles de millones de años).

En 2.003, cuando se produjo el momento de máximo acercamiento entre ambos planetas, Marte fue unas seis veces más grande de lo normal… pero claro, normalmente lo vemos como un simple punto, y en esa ocasión sólo fue un punto algo más grande. No te sorprendas si esta historia aparece de nuevo el próximo verano (por algún motivo, este bulo se extiende como la pólvora casi todos los meses de agosto desde hace unos años)…

El cielo oscurecido

Una aurora (de arco de protón) sobre un lago en Michigan. Crédito: Ken Williams

Una aurora (de arco de protón) sobre un lago en Michigan.
Crédito: Ken Williams

Es posible que este te resulte hasta desconocido. Parece que es bastante reciente, y viene a decir que algún fenómeno (nunca se llega a explicar muy bien cuál, exactamente, aunque algunos directamente dicen que se trata de una nube negra) provocará que, durante un número de días variable (pero más de tres, al menos que yo haya visto) no veamos la luz del Sol en ningún lugar del planeta. Así, tal cual. Es una explicación más propia de la magia que del sentido común.

No existe ningún fenómeno por el que se pueda producir un eclipse de varios días de duración, y por supuesto, que obstruya por completo la luz del sol. Para que nos hagamos una idea, sería necesario colocar un objeto gigantesco entre nosotros y el Sol (mucho más grande que la Tierra si lo que buscamos es lograr la oscuridad total, de otro modo sólo tendremos penumbra en algunas zonas) y que se mantuviese ahí varios días. Nos pasaría lo mismo que con el caso de las dos lunas. Tendríamos preocupaciones mayores…

Las alineaciones celestes

Estrellas fugaces (Perseidas) y la Vía Láctea sobre el Monte Rainier. Crédito: Matthew Dieterich

Estrellas fugaces (Perseidas) y la Vía Láctea sobre el Monte Rainier.
Crédito: Matthew Dieterich

Este es de mis favoritos. Sucede cada cierto tiempo y las consecuencias rara vez son las mismas entre bulo y bulo. Desde momentos de ingravidez (sí, tal y como suena, según algunas versiones, el planeta deja de tener gravedad durante unos minutos, como si fuese un interruptor que pudiésemos encender y apagar), pasando por terremotos, hasta la destrucción del planeta o del Sistema Solar entero (porque oye, si vas a mentir, ¿por qué conformarte con las migajas?).

Si quieres leer el asunto con un poco más de profundidad (tampoco es que tenga mucha, todo hay que decirlo), escribí al respecto aquí. La versión ultra-condensada viene a ser la siguiente: la alineación planetaria como la entendemos no es una alineación propiamente dicha, simplemente lo parece así desde nuestra perspectiva, pero es muy poco frecuente que todos los planetas coincidan, en el mismo punto, en línea recta con el Sol. Aunque pasase, no tiene ningún efecto imperceptible porque la influencia de su gravedad es despreciable en comparación a la del Sol y la Luna (recuerda, el efecto de la gravedad disminuye con el cuadrado de la distancia).

Los choques de asteroides

El paisaje celeste en la zona de la constelación del Cisne, en el plano de la Vía Láctea. Crédito: Paul C. Swift

El paisaje celeste en la zona de la constelación del Cisne, en el plano de la Vía Láctea.
Crédito: Paul C. Swift

Este es seguramente el bulo más habitual y uno de los más difíciles de desmentir. A fin de cuentas, sabemos que hay miles de asteroides ahí fuera y tarde o temprano alguno chocará contra la Tierra. De hecho, el último dice que un asteroide chocará contra nuestro planeta (cerca de Puerto Rico, para más señas) entre el 15 y el 28 de septiembre y que causará una destrucción sin precedentes en toda la costa americana. Evidentemente, es falso. Todos los objetos conocidos (que puedes comprobar en esta página de la NASA) tienen menos del 0,01% de probabilidades de chocar contra la Tierra en los próximos cien años.

Según cuando visites esa página, es posible que veas que hay un asteroide (2015 PU228, de unos 300 metros de diámetro) con un riesgo de impacto de 1, por una posible colisión en el año 2.081. No es importante, ya que es habitual que de cuando en cuando aparezcan objetos con esa clasificación (e incluso superiores) hasta que se recogen más datos para poder refinar su trayectoria, composición y otros datos. En este caso, este asteroide comenzó a ser observado en julio de este año y, por tanto, hay mucha incertidumbre sobre cuál es su trayectoria y su posible órbita.

La influencia de la Luna

Una luna azul (y una corona a su alrededor) en la Antártida, el pasado mes de julio. Crédito: LI Hang

Una luna azul (y una corona a su alrededor) en la Antártida, el pasado mes de julio.
Crédito: LI Hang

No es raro encontrarse con bulos sobre la influencia de la Luna en los seres humanos. Como con los anteriores, no hay ninguno demostrado. Los más llamativos, quizá, sean los que dicen que el pelo crece más durante los días de luna llena, que se producen más ataques de epilepsia, o que hay más crimen en esas noches (podría seguir con la lista, que es casi infinita). También están aquellos que afectan a la luna en sí.

Por ejemplo, recientemente se habló de la luna azul y hubo quién pensó que se trataba, literalmente, de ver la luna de color azul. En realidad, es simplemente el nombre que recibe la segunda luna llena que sucede en un mismo mes. Del mismo modo, se habla a menudo de la superluna que no es más que ver la Luna en fase de luna llena y en su perigeo (el punto de máximo acercamiento a la Tierra) y poco tiene que ver con que vayamos a ver la Luna mucho más grande de lo normal (la vemos un 15% más grande, aproximadamente).

La Tierra Hueca

Algunos conspiranoicos creen que en La Tierra (y todos los planetas y satélites del Sistema Solar) hay agujeros en los polos para acceder al interior. Crédito: Hitandrun

Algunos conspiranoicos creen que en La Tierra (y todos los planetas y satélites del Sistema Solar) hay agujeros en los polos para acceder al interior.
Crédito: Hitandrun

Por último me gustaría despedirme con el que me parece, de lejos, el bulo más disparatado de cuantos he leído, que viene a decir, ni más ni menos, que todos los planetas están huecos por dentro, y que una gigantesca conspiración está en funcionamiento para impedir que nos enteremos… la teoría de la Tierra Hueca.

En definitiva, con la ayuda de las redes sociales y un poco de desconocimiento es muy fácil esparcir bulos y rumores, pero siempre que te encuentres con algo que suene o muy catastrófico, o muy espectacular, desconfía. Si es algo real, encontrarás noticias al respecto en las páginas más conocidas sobre la ciencia…

Referencias: Gizmodo, NASA